domingo, 15 de marzo de 2009

Tiempos de Revolucion

La historia nos demuestra fehacientemente que la sola opresión de los pueblos, la explotación de los hombres o, incluso, la misera más indigna y las desigualdades más aberrantres no son suficientes para el estallido de un proceso revolucionario.

Si estos elementos fueran bastantes, el mundo, desde los albores de su desarrollo económico, hubiera estado sumido en una revolución cuasi permanente.

Cuestionar las estructuras de poder, los valores establecidos o las tradiciones más asentadas en el inconsciente del pueblo sería una ingenuidad temeraria en cualquier momento, exepto en un proceso revolucionario.

Una revolución siente la sed suprema de dar a luz a una nueva sociedad en todas sus facetas.

No cabe duda de que hacen falta un cúmulo de factores genuinos y extraordinarios para dar lugar a un proceso revolucionario.

La crisis económica que vive el mundo se está destapando por momentos, en sus dimensiones y en su forma, incomparable con cualquier otra depresión, ni si quiera con "el crack" de 1929.

El mundo globalizado y las tecnologías de la información hacen que esta crisis a la cual se enfrenta el mundo tenga un componente gigante de incertidumbre. Por ello, parece estéril aplicar soluciones del pasado a problemas del presente.

Las dimensiones deconocidas e imprevisibles de la actual crisis económica son gotas capaces de desbordar el vaso del sistema capitalista.

Las contradicciones de este sistema económico se profundizan abismal e irresistiblemente en tiempos de crisis.

El mundo de acumulación y especulación, que siempre ha ido de la mano de este sistema, comienza a ponerse al desnudo de una manera que el curso de la histora puede determinar cómo irresistible a las fuerzas revolucionarias de cualquier sociedad.

No se puede hacer una predicción profética de lo que acaecerá en el futuro más próximo, pero tampoco, nadie podrá negar que, dado el devenir del mundo, estamos en tiempos de revolución.

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